Hoy, una tarde de abril, estoy sola en casa, es ahí, en ese momento, cuando empiezo a reflexionar, es mi vida y no me quiero equivocar. Sí, lo sé solo tengo 14 años y me queda mucho por vivir pero, aunque me guste disfrutar de cada sábado como si fuera el último, pienso antes de actuar. Ahora quiero actuar, pero no sé ni como, ni porque, ni en que. Solo sé que algo no va bien, son muchas las emociones que siento en cada momento, quitan mi calma, me agobian, no sé si reír o llorar, caer o lenvantar, olvidar o buscar. Necesito que llueva. Sí, puede ser eso lo que necesite, que el frío entre en los huesos y así estas tardes no pueda separarme de mi taza favorita con un cola-cao caliente mientras veo una película de amor, pero triste. En un día como este, en el que te paras a pensarlo todo, te das cuenta que vas cambiando, los problemas no son los mismos que los de antes, los de hace unos años. Ya no lloras por querer piruletas, sino por cosas importantes, no te preocupas por que vestido le vas a poner a tu muñeca, sino porque podrá pasar después de cada error que cometas sin darte cuenta. Ya no tomas Petit Suisse para crecer, te bebes un buen cubata cargado para olvidar y disfrutar, ya no le temes a los fantasmas, sino a fallar en el amor. Intentas cambiar algunas cosas, pero ya no hay vuelta atrás, intentas recordar en que momento comenzó todo y te das cuenta que todo empezó antes de lo que pensabas. Que necesito la compañía de una buena amiga? Sus consejos? Que va, en estos momentos no los necesito, intento ser independiente, porque algún día, no tendré a aquellas personas que me ayudan en estas situaciones y no sabré que hacer, ni como comportame. Un 13 de abril, por fín me he dado cuenta de que esto es la vida, un largo camino para unos y corto para otros, encontrarás curvas, piedras, todo tipo de cosas para tropezar, pero tendrás que saber controlar tu recorrido.
